JUAN PALACIOS

     Aquí sí, y de manera excepcional, he de reconocer que el nivel musical del aludido  es un poco más bajo de lo habitual. Ahora bien, la gracia y armonía que desprende la portada nos compensa y aviva nuestra reverencia por su autor. El lienzo nos evoca el cartel típico de una corrida de toros (conocido internacionalmente e inagotable fuente de royalties en nuestra balanza de pagos) escamoteando, en hábil maniobra, la tradicional estampa torera por los temas glosados en el disco. El paseíllo lo encabeza Juan Palacios, alguacil de la actualidad, en noble representación ecuestre (como bizarro "condottiero" de la lidia), rematado con vistoso penacho rojigualdo. Detrás, en airosa fila india, los objetos de sus guasas: Sabrina mostrada cual "madonna de la leche"; Butragueño despojado de su glorioso uniforme futbolero, preclara predicción de sus triunfos en otros campos; Sara Montiel en hermoso y estirado retrato y Curro Romero pleno de empaque y cetrino tronío. Todos mirando a Francia, camino de la playa. Olé.

 

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